El proyecto es una intervención al Museo Nacional del Perú (MUNA), el cual propone un programa gastronómico y artístico que busca resolver las necesidades encontradas en la zona; asimismo, potencia su uso público a través de su entorno arqueológico y cultural. El edificio se desarrolla mediante la rotación de uno de los vacíos con el que cuenta el proyecto actual, lo cual genera una barra que sirve como delimitadora de la nueva dirección, que da la sensación de atravesar el proyecto y, a su vez, marca cierta diferencia entre lo nuevo y lo preexistente.

 Además, el nuevo edificio monolítico busca mantener una armonía con el Museo Nacional del Perú en relación con la materialidad y, al mismo tiempo, crea un contraste en cuanto a su forma; ya que los volúmenes suspendidos presentan diagonales que siguen el movimiento del entorno inmediato del desierto.